Clorofila brillando a flor de piel
Desconocidas experiencias fueron nombradas en el principio de los tiempos.
Accedieron a sentirse, con la sutil fragancia mentolada de la niñez.
Un pequeño brote de ellas crecía en silencio hacia la luz. Sus hojas aún eran tenúes.
Cloe siempre había imaginado ser verde. En algún tiempo remoto, que desconocía, había estado en la piel de otras. Tenía dentro sed y primavera. Despertaba al sol, sin saberlo, a la hierba mojada, cada mañana.
Las abejas, paradas en el reloj, transpiraban los colores, de un dulce arcoíris.
Me preguntaba si alguna vez me había convertido en panal o era el panal el que había crecido en mí. Cloe brillaba. La clorofila se hizo flor.
Rosa Ortega Ayala
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